Sin perder tiempo
“¿Cuánto tardarás en llegar?”, preguntó Gavin a la agente inmobiliaria en cuanto hubo aceptado vender su casa. No quería perder mucho tiempo, pues sabía que su padre no aceptaría sin más vivir en una residencia. Pero si no había casa a la que volver, entonces su padre no tenía otra opción que quedarse.
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