La voz de mamá
Sus llantos se suavizaron al oír la voz de su madre. Ella los miró asombrada, sus deditos, sus suaves gemidos, sus ojos cerrados: eran perfectos. Sean estaba a su lado, sus ojos reflejaban el asombro de los de ella. Le puso la mano en el hombro y su tacto la tranquilizó y reconfortó. Durante diez gloriosos minutos, su mundo fue perfecto. Eran una familia. Sus corazones estaban llenos.
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