Llegada desapercibida
A medida que se acercaba al recinto, pudo ver a Nia a lo lejos, su majestuosa silueta recortada contra el cielo crepuscular. El corazón le latía con fuerza, con ansiedad y expectación. Nia, que al principio no se había percatado de la llegada de Mathew, lo había mirado. Sus ojos ámbar no la reconocían, su actitud era cautelosa. Los demás cuidadores dudaban.
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