Afecto genuino
El silencio compartido, el respeto mutuo y el afecto genuino que surgió entre ellos les ayudaron a prosperar. El inocente jugueteo de Nia añadía una nueva melodía a la solitaria existencia de Mathew, sus rugientes ronroneos llenaban su morada de una presencia cálida y entrañable. Su apetito era voraz, el signo de un león sano y en crecimiento, y floreció bajo el meticuloso cuidado de Mathew, recuperando su fuerza y floreciendo su confianza.
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