La mujer
Cuando Harold atravesó la última abertura, el corazón le dio un vuelco. Se tapó la boca con una mano y tuvo que luchar contra las lágrimas que brotaban de sus ojos. En un rincón de la pequeña habitación había una anciana acurrucada en el suelo. Temblaba de frío y parecía disgustada. Tenía la ropa sucia. Harold se acercó rápidamente para ayudarla.
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