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“No te preocupes”, le aseguró Harold. “Encontraremos la forma de sacarte de aquí” Harold fabricó una camilla improvisada con materiales que encontró en los túneles y, con la ayuda de Jung, levantaron con cuidado a Tao. Regresaron lentamente por los sinuosos pasadizos, siguiendo las marcas de tiza que Harold había hecho antes. Todo el tiempo Harold llevaba a Tao a la espalda.
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