Llamar la atención
A medida que pasaban los minutos, más y más gente se fijaba en el perro. Era una calle muy concurrida. Un lugar lleno de distracciones. Pero el perro no se movió ni un centímetro. Sus ojos parecían casi pegados a la alcantarilla. La gente empezó a detenerse, a susurrarse y a señalar al extraño animal. Y Annie también se sintió cada vez más cautivada.
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