Una pequeña fortuna
El tasador era un hombre amable fascinado por el intrincado diseño de la estatua. Le explicó que la había realizado un artista de renombre durante el periodo Edo y que la estatua valía más de 10.000 dólares. Hina estaba asombrada por el valor y la historia de la estatua. Siguió el consejo del tasador y se sintió orgullosa de su decisión de devolver la llave del anciano en el metro. Pero pronto, todo daría un giro inesperado.
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