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Corazón apesadumbrado

En el fondo, ya sabía lo que faltaba. Con el corazón oprimido, miró hacia el armario donde había estado la estatua. Estaba vacío. Se le nubló la vista y se le llenaron los ojos de lágrimas. Alguien había entrado en su apartamento y le había robado la estatua que le habían regalado hacía unos meses. Además de su valor, se había encariñado mucho con ella. Hina se asustó tanto que estuvo a punto de perderse algo importante.
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