Cenas semanales
“A partir de ahora, te llevaré a cenar todos los jueves”, dijo en un tono que indicaba que el señor Saito no tenía más remedio que aceptar. La repentina oferta había desconcertado al anciano por un momento, pero luego sonrió. Se dio cuenta de que la joven se sentía culpable y obligada hacia él. Los dos siguieron con sus cenas semanales durante mucho tiempo, en las que crearon un fuerte vínculo.
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