Lucha interna
Hina llegó a arrepentirse de su decisión de cederle el asiento al anciano, que no dejó de mirarla durante el resto del viaje. Al principio, trató de ignorarle, pensando que dejaría de hacerlo. Pero no lo hizo. ¿Por qué se comportaba de forma tan extraña? El metro no llegaba a su destino, o eso creía ella. Porque cuando el metro se detuvo en la siguiente estación, luchó consigo misma.
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