Hora de irse
Y cuando todo esto ocurría, Linda estaba cuidando de su madre al otro lado del continente. Conocía la situación de Marvin y los otros cuidadores, pero no podía dejar a su madre. Pero al cabo de ocho años todo volvió a cambiar. Su madre llevaba ocho años en su nuevo hogar de Melbourne. Pero su tiempo de prórroga se había agotado.
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