El reencuentro perfecto
Los dos rodaron y los cuidadores de alrededor se quedaron con lágrimas en los ojos contemplando el espectáculo. La reacción de Linda fue igual de especial. Rodeó la cintura de Marvin con sus brazos y le devolvió el lametazo con la misma fuerza. Era como si Linda se hubiera convertido oficialmente en la madre de Marvin. Incluidos los lametones. No le importaban esos pocos pelos de león que tenía en la lengua.
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