El error
Henry, aún en estado de shock, cogió suavemente la mano de Lucy. “Podemos volver a casa, tomarnos nuestro tiempo y arreglar esto juntos”, sugirió suavemente, intentando reconfortarla. Pero Lucy, con la cara llena de lágrimas, levantó la vista y negó con la cabeza. No entendía el error que había cometido. Lo miró a los ojos y le susurró: “Era tu hijo, Henry” Las palabras golpearon a Henry como una ola.
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