Los cazadores se convierten en cazados
Aquel día no pescaron ningún pez. Como ellos mismos eran los cazados. Habían estado trabajando duro toda la semana y el fin de semana era el momento más relajante para ellos. Durmieron plácidamente, recogieron sus aparejos de pesca, dieron un beso en la mejilla a sus esposas y se dirigieron al lugar de pesca acordado. Y en ese momento ya habían cometido su primer error.
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