Echar un vistazo
Los dos decidieron echar un vistazo. Ningún pez que conocieran podía provocar un chapoteo tan grande. Lentamente se levantaron de sus sillas y colocaron sus cañas de pescar en la orilla. Con pases suaves y cuidadosos, caminaron en dirección a la hierba alta. Todo el tiempo el fotógrafo intentaba persuadirles para que corrieran en dirección contraria. Pero sus gritos cayeron en oídos sordos.
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