Persiguiendo a
El caimán los persiguió, con sus enormes mandíbulas chasqueando a escasos centímetros de ellos. Corrieron por el pantano, tropezando con troncos y rocas, intentando adelantarse a la criatura. Podían oír su respiración agitada y sus garras clavándose en el suelo mientras los perseguía. Sabían que tenían que encontrar la forma de ser más astutos que ella o se convertirían en su próxima comida.
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