A la carrera
Los hermanos corrieron durante unos diez minutos, aunque les parecieron horas, con las piernas doloridas y los pulmones ardiendo. Pero no podían parar, ni siquiera un segundo. Tenían que seguir corriendo o el caimán los atraparía. Finalmente, vieron un árbol y supieron que era su única oportunidad. Treparon al árbol tan rápido como pudieron, y justo a tiempo.
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