Al acecho
Pero, sin saberlo, estaban siendo observados en secreto. Mientras estaban sentados en la orilla, un gran animal los espiaba desde la hierba alta que había junto a ellos. Sus ojos estaban fijos en los hermanos y observaba todos sus movimientos. Pero los dos hermanos no parecían darse cuenta. Al menos no al principio. Pero eran completamente ajenos al peligro que les acechaba
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