Terminado el trabajo
Así que, en vez de eso, optó por actuar como siempre. “Nos vemos esta noche, Tom”, gritó alegremente al entrar en el restaurante, dispuesta a empezar su turno. El turno parecía eterno, pues temía el momento en que terminara. Cuando el reloj marcó las diez, el turno de Sarah por fin había terminado. Agotada, se quitó el delantal y lo tiró sobre el mostrador. Era hora de recoger las sobras para la comida de Tom.
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