Llegar a conocerle
Charlaban unos minutos cada día mientras ella le entregaba la comida, y aprendió un poco sobre su vida. Era un hombre fascinante, con una rica historia. Se llamaba Tom, y le contó algunas cosas sobre sí mismo, pero nunca demasiado. Ella pensó que era porque se avergonzaba de sí mismo. Pero a Sarah no le importaba que fuera un vagabundo. Sólo quería ayudar.
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