Ritual de los preparativos matutinos
Se ató las botas de cuero y se guardó su fiel látigo de juguete en el cinturón. Comprobó su mochila, asegurándose de que la pala, unas cuantas bolsas de plástico para sus hallazgos y su siempre útil cuaderno para dibujar y anotar observaciones estaban en su sitio. Preparó el almuerzo que le había preparado su madre y prometió volver sólo cuando estuviera demasiado cansado o hubiera descubierto algo extraordinario.
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