Atuendo
Y desde entonces, Tommy estaba totalmente convencido de que era el joven avatar del legendario aventurero. Su patio trasero, su campo de juego, se había transformado de repente en un yermo inexplorado, repleto de artefactos ocultos y objetos misteriosos que esperaban ser descubiertos. Todas las mañanas, armado con su sombrero de vaquero favorito, un látigo improvisado y una mochila colgada de sus pequeños hombros, Tommy partía en su búsqueda, sin dejar piedra sin remover.
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