Su reacción
Los chicos la miraron nerviosos, inseguros de su reacción. “Chicos”, dijo ella, con la voz temblorosa por la emoción, “a partir de ahora, no hace falta que os escabulláis. Podéis venir a recoger rosas para vuestra madre cuando queráis. Y yo os ayudaré a plantar un rosal. Para tu madre” Sus ojos se abrieron de par en par, con la sorpresa grabada en sus jóvenes rostros. “¿De verdad, señorita Jane?”, preguntó el chico más alto.
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