Bienvenido
En su voz se percibía un evidente tono de confusión y asombro. Jane asintió con la cabeza y los ojos se le humedecieron de nuevo. Un suspiro colectivo de alivio se extendió entre los chicos. Le dieron las gracias profusamente, con los ojos brillantes de gratitud y alivio. A partir de ese día, la vida solitaria de Jane dejó de serlo. Acogió a los niños en su casa, en su jardín y en su vida.
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