Investigando el misterio
Se levantó y apartó la ligera manta. Metió los pies en las cómodas zapatillas y se dirigió a la ventana. A medida que se acercaba, los sonidos se hacían más claros. Se oían murmullos indistintos y un sonido de pasos apresurados, tenue pero indudable. Entrecerrando los ojos en la oscuridad del exterior, no pudo ver nada raro. Las sombras de su jardín se mecían rítmicamente con el viento, como cualquier otra noche.
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