Lilly Anderson
Mientras el sol de primera hora de la mañana bañaba de luz dorada la pintoresca ciudad de Maplewood, Lily Anderson, de 17 años, estaba despierta en la cama, pensando en la noche mágica que le esperaba: el baile de graduación del instituto. No era sólo el encanto de bailar toda la noche con sus amigos bajo las luces de hadas lo que la entusiasmaba, ni la oportunidad de despedirse de sus años escolares con una gran celebración.
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