Un claro misterioso
Las luciérnagas empezaron a danzar en el crepúsculo del cielo nocturno, y sus centelleantes luces proyectaban un resplandor etéreo sobre el enigmático entorno. A pesar del miedo, los turistas quedaron cautivados por la belleza intacta de esta parte del pantano. Mientras el cocodrilo seguía guiándoles, las aguas se ensancharon, dando paso a un gran claro iluminado por la luna. El corazón les latía con impaciencia.
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