Misión de rescate
Sin perder más tiempo, Simón saltó de la barca y sus pies chapotearon en las aguas poco profundas. Un grito ahogado resonó en el grupo, cuyos ojos se abrieron de par en par al ver al cocodrilo. Para su sorpresa, el gran reptil permaneció quieto, observando a Simón con una intensidad que sugería comprensión. Vieron cómo Simón se adentraba en el agua, vadeando hasta los árboles caídos.
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