Valor y esperanza
Lo intentaron una, dos, tres, cuatro veces, cada vez más cerca del hundimiento, con el corazón latiéndoles en el pecho. Pero con cada intento aumentaba su valor, alimentado por la esperanza y la desesperación. En su quinto intento, el sonido de la madera al partirse resonó en el pantano, un dulce sonido de victoria. Los troncos se habían partido y despejado el camino para la cría de cocodrilo.
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