Contacto
Pero para sorpresa de Tom, el perro no movió ni un músculo. Aunque se sintió aliviado, el perro tampoco se movió hacia él. De repente, retrocedió y se sentó como si esperara a que Tom diera el primer paso. Tom se secó las lágrimas y respiró hondo para intentar controlarse. Intentó retroceder lentamente y estaba a punto de correr hacia su casa cuando ocurrió algo peculiar.
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