Liberarse
Las ardillas, por supuesto, serían reubicadas en algún lugar de la naturaleza donde pudieran florecer y vivir sus vidas en paz. Incluso podrían tener algún bebé ardilla. Fue un pensamiento reconfortante que confirmó a Mia que hoy había hecho algo muy bueno. Sonrió y miró hacia la ventana, donde las pequeñas criaturas seguían durmiendo esta misma mañana.
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