Ardillas
Las dos crías de ardilla estaban acurrucadas en el nido. Mia también estaba durmiendo en su cama. Comprendió perfectamente lo bien que se sentían los pequeños. Por desgracia, la ventana no se podía abrir, de lo contrario ella los habría tocado y acariciado. Si a ellos también les hubiera gustado, claro. Lo último que quería era asustar a los pequeños.
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