Inquietud persistente
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la sensación persistía. A menudo se detenía en seco, atento a cualquier ruido extraño. Por la noche, se despertaba sobresaltado, con el corazón latiéndole con fuerza, seguro de haber oído algo. Se sentaba en la oscuridad, con los ojos muy abiertos, esperando a que el sonido se repitiera. Pero lo único que oía era un silencio ensordecedor.
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