Alegría efímera
Libro en mano, Douglas se aventuró a salir, los tonos anaranjados del amanecer añadían un brillo surrealista al paisaje. Pisó la hierba fresca, bañada por el rocío, con el olor de la frescura matutina a su alrededor. Su corazón latía de emoción. ¿Qué le depararía el día? Estaba preparado para enfrentarse a lo que viniera. Sin embargo, su alegría duró poco, ya que vio a un huésped no invitado cerca de su campamento.
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