El enfrentamiento
A pesar de su agitación interior, Douglas se mantuvo firme, enfrentándose a la firme mirada del león con la suya propia. El león, aparentemente impertérrito ante su presencia, siguió acercándose. Sus pasos mesurados, seguros y sin prisas, provocaron un escalofrío en Douglas. Ahora estaba en el territorio del león, y la bestia se lo estaba recordando. No podía huir, no podía escapar.
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