Desafiando las expectativas
Cerró los ojos, dispuesto a enfrentarse a su destino. Pero entonces, justo cuando sus últimos pensamientos se dirigían a sus seres queridos, oyó un ruido extraño. Era un ruido sordo, no amenazador, sino… ¿tranquilizador? Abrió los ojos y el corazón le dio un vuelco. El león no gruñía ni se preparaba para saltar. Estaba… ¿ronroneando? Sus ojos se habían suavizado.
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