Caos
“Tenemos que darnos prisa”, gritó el anciano. Mientras volvían al arroyo, pudieron ver que el pueblo era un caos. Las manchas se habían extendido y estaban arrollando a los habitantes. Mike tocó el claxon con fuerza, esperando llamar la atención de su mujer y de los voluntarios. Inmediatamente dejaron de hacer lo que estaban haciendo y corrieron hacia el coche.
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