Abrazar el miedo
Bryan se volvió hacia Alex: “¿Tú también lo sientes?”, le preguntó. Alex, cuyo rostro reflejaba un silencioso acuerdo, asintió con la cabeza. El miedo era una emoción con la que estaban familiarizados, pero esto era diferente. Era un miedo que trascendía lo conocido, un instinto primario que les advertía de lo invisible. Sin embargo, no podían ni querían retirarse ahora. Para eso habían venido.
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