Acercándose
Apagó el motor y empezó a remar lentamente hacia la criatura, con movimientos calculados y cautelosos. La criatura no se inmutó, no retrocedió, sino que siguió observándoles con lo que parecía ser curiosidad. En un giro inimaginable, cuando su barco se acercaba a la criatura, ésta saltó de su percha y, con unos fuertes aleteos, aterrizó en el borde del “Poseidón”.
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