Un pueblo normal
Con una pintoresca iglesia que repetía su sermón todos los domingos, un centro comercial en el corazón de la ciudad, un puñado de tiendas de ropa a lo largo de su calle principal y la apacible monotonía de la vida marcando su ritmo, Crestwood era la viva imagen de la normalidad. Pero más allá de su apariencia mundana, Crestwood albergaba una historia extraordinaria, una leyenda popular que proyectaba un aura mística a su alrededor.
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