¿Una casualidad?
Al principio, las Orcas seguían tranquilamente a lo suyo. Las cuatro nadaban a lo lejos y eran como pequeñas motas en un gran tanque azul para Kevin y todos los curiosos, que contenían la respiración. Por un momento, todos pensaron que su acto inusual de antes era sólo una casualidad, pero cuando Kevin dio unos golpecitos en el cristal de su recinto, sucedió.
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