Convertirse en realidad
Kevin saltó de su asiento con impaciencia; su corazón latía de emoción, pero sus nervios aumentaban con cada paso que daba más cerca de la enorme cuenca. Sus pasos se volvieron más vacilantes, y ahora todo se volvía tan real. Lars se le acercó y le dio una palmada tranquilizadora en el hombro. Juntos subieron a la plataforma y se acercaron con cuidado a Dalia. La última vez, Kevin había estado a salvo detrás de un cristal. Ahora, casi la estaba tocando…
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