Inmenso orgullo
Kevin sintió la piel fría y húmeda de Dalia contra la suya e intentó mantenerse sobre la orca. “Ve despacio”, le indicó Lars a Dalia, y sin más aviso, el animal se puso en marcha. La pareja se deslizó grácilmente por el agua mientras los aplausos y vítores de la multitud llenaban el aire. Una amplia sonrisa apareció en el rostro de Kevin al ver que sus padres le miraban con inmenso orgullo. Este día era un sueño hecho realidad y aún no había terminado.
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