Agenda propia
En cuanto empezó la educación de Kevin, progresó y no paró. Dejó atónitos a sus padres, a sus profesores y a Lars. Nadie se lo esperaba. Su entusiasmo y su capacidad natural para comunicarse con los animales le permitieron aprobar los cursos como un rayo. Sus padres, testigos de su rápido desarrollo, se dieron cuenta de que no podían retenerle. Kevin era un chico especial y tenía sus propios planes. Retenerle sólo le perjudicaría a largo plazo.
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