Fuerte estruendo
En los días siguientes, la excavación fue avanzando y, sin prisa pero sin pausa, se fue descubriendo cada vez más parte del búnker. Carl acudía a ayudar con tanta frecuencia como le era posible, y un día, instantes después de su llegada, el trío se sobresaltó al oír un fuerte y repentino estruendo. Se apresuraron a acercarse al extremo del jardín para averiguar qué había pasado, y sus ojos se abrieron de par en par. ¡Había toda una torre de observación!
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