Contar la historia
Incluso los agentes, acostumbrados a historias singulares, no daban crédito a lo que oían. Escucharon atentamente todas las palabras que salían de la boca de Pedro y se quedaron perplejos al ver cómo había llegado allí el rubí. Uno de los agentes dijo inmediatamente: “Vamos directos a ese motel ahora mismo. Y tú nos vas a ayudar”. Pedro no podía creer lo que estaba viviendo.
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