Sorpresa en el dormitorio
Pero la mayor sorpresa le esperaba en el dormitorio de Marta. Al llegar a la habitación, vaciló, con la mano apoyada en el pomo de la puerta. Este era el espacio más personal de Martha, su santuario, y Benjamin se sentía como un intruso. Tras un momento de pausa, empujo la puerta. La habitacion estaba exactamente como Martha la habia dejado. La cama estaba bien hecha y en la almohada vio una letra familiar.
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