Puestas en marcha
Y remontaron su origen a la solitaria figura de Henry Ellington, mecánico jubilado, amante de los coches, guardián de las bestias mecánicas. Era totalmente ajeno al increíble valor que guardaba en su viejo cobertizo. Pero eso estaba a punto de cambiar. Porque cuando llegó el momento de separarse de su automóvil, puso en marcha algo irreversible.
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