El final de un día
Cuando el día llegaba a su fin, el viejo Henry se recostó en la silla del porche con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Su corazón estaba tranquilo y sus manos ansiaban volver a trabajar en las nuevas adquisiciones. Sin saberlo, la pequeña decisión que había tomado estaba a punto de cambiar el tejido mismo de Cedar Creek. Y así, el escenario estaba preparado.
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